sábado, 23 de agosto de 2025

Pequeñas notas para la escritura de Gramática del viento, de María...

Pequeñas notas que copié (con agregados míos) porque me parecieron poéticas, mientras investigaba y escribía los poemas de Gramática del Viento, de María.

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Aprendí, en el proceso de escritura poética en el que me sumerjo, que puedo encontrar poesía donde antes leí, simplemente leí.


Asumí que puede ocurrir.


Miré, miro, con esa actitud de buscar joyitas en las formas más inesperadas.


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Notas:

W: consonante que corona el apellido, suena o se articula detrás del hueso del paladar.

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Suena como un rumor de mis eslavos.

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Raro sonido en las lenguas.

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Que llega a mí, que llevo yo.

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En la vasta meseta.

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En las breves colinas.

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Sinbir sibir - pueblo tártaro. Mi abuelo Nicolai nació en Sinbir.

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Desierto  - destierro.

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Ruso, rusino, ucraniano, serbio: idiomas eslavos.

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Cuál es el soplo. Qué es lo que hay para medir.

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Holgado el pecho. Suena. Silba.

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Tarea de cuidar y preservar el silencio minucioso del amor de mis mujeres.

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Me soplan a este hoy (matrioskas).

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La palabra tentativa y fugitiva.

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Al viento del poema le basta el viento.

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Mientras, yo escribía un poema sobre un soplo que ha atravesado generaciones enlazado también al apellido.

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Lo tengo para mí. En mi acta de nacimiento.

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La ruta del viento:  ssssss.

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viernes, 22 de agosto de 2025

Divagues - Lo que elijo leer, disfruto y vuelvo a leer

 Los estilos de las/os poetas que elijo leer o escuchar, las/os que más disfruto y a las/os que vuelvo tantas veces, son –de algún modo- los que le dan forma y verdad a mis propios duelos, exilios, desaciertos, hallazgos, exigencias, cegueras, búsquedas o estigmas. 

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Y a la vez, con esa verdad, temporalmente entrevista: escribo.



Divagues - La geografía desde la que se escribe

 *Pareciera que se escribe poesía desde la geografía del poeta: central, citadina, periférica, barrial, campestre, viajera, habitante de aquí y de allá, nómade. ¿Cuál es la mía, la tuya? ¿Es siempre así?

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**Pareciera que se escribe poesía desde esa localización a la que se le suma lo que nos preocupa u ocupa: el mundo onírico, el social, el ancestral, el personal, el eros; el género; la divinidad o espiritualidad o la cosmovisión; las emociones: miedo, soledad; los estados: tristeza, exaltación, decepción. ¿Son siempre los mismos, se suman transitoriamente otros? ¿Ves ésto en tu trabajo, tu obra? ¿Lo ves en otros poetas?

lunes, 4 de agosto de 2025

La historia de un poema - Revista El Desaguadero


La historia de También me ensucié las manos con cal y barrí la arena se relaciona con las muchas veces que me he preguntado por qué la poesía en mi vida; por qué la escritura de poesía; de dónde o de quiénes extraía yo la emoción, el pensamiento y la palabra para la poesía. 
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 Provengo de una familia de clase trabajadora y mi numeroso núcleo familiar era gente de oficios de inmigrantes, de tareas del hogar, que sólo habían pisado una escuela primaria. Sin embargo, la lectura era un valor presente en algunos miembros y éramos socios de la Biblioteca Pública de Suárez, el lugar donde nací. Pero hasta el día de hoy no supe de ningún integrante del árbol que escribiera o disfrutara de leer particularmente poesía. Yo parecía ser el único ser absorto frente al espacio de cualquier papel que pudiéramos tener en la casa y en el que quedara algún verso copiado o trazado débilmente por mí.
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 Básicamente, cada vez que yo me preguntaba –ya adulta- “por qué escribo poesía”, “por qué la poesía en mi vida”, lo más claro era mi propia familia, las imágenes de aquella casa familiar, ellos con sus maneras de hablarme a través de sus ocupaciones, sus oficios, sus tareas domésticas. Lo más claro era la poesía de esas formas, su lenguaje.
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 El día que escribí También me ensucié las manos con cal y barrí la arena pensaba en mi padre, entonces cobró mucha fuerza para mí la imagen de su trabajo, la emoción que me causaba verlo desde aquella mezcla entre la admiración por su fortaleza o capacidad de trabajo y el amor filial que yo sentía por él. Así apareció la primera línea del poema como dictada por esa escena de la historia familiar, por lo pensado tantas veces acerca de ella, por el conocimiento del oficio de constructor albañil del que yo sabía detalles por haberlo observado. Tomé –sin ser plenamente consciente de ello- la construcción de la casa como forma de construir los días de la vida, y a la vez la construcción del poema como parte de los días de la vida. 
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 Recuerdo que me mantuve atenta a ese dictado, a ese impulso inicial que me llevó a escribir el poema completo. Desde esa primera línea que quedó casi con fuerza de título no me detuve hasta no escribir la que sentí que era la última palabra: extremo. 
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 Puedo afirmar que sentí una emoción similar a la vivida en aquellos años, que al menos evoqué aspectos de aquella emoción que fueron valiosos para el poema. Sentí aquel affectus que describe en La emoción en el poema la poeta y ensayista Alicia Genovese. Sentí que echaba raíz en este poema de alguna manera parecida a como ella lo describe cuando dice que esa emoción “conforma en el poema una línea de fuerza invisible que lo impulsa, lo sostiene y alimenta su sentido”. Además, sentí una gran alegría al escribirlo, una sensación de satisfacción por esa forma de la lucidez que resulta ser para mí la escritura de poesía. 
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 También me ensucié las manos con cal y barrí la arena quedó prácticamente como lo escribí aquella tarde. Le hice apenas dos o tres ajustes menores. 
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 Es un poema que siempre me emocionó mucho leer en público. La primera vez que se lo leí a mis amigas poetas se me anudó la garganta, tanto que alguna de ellas terminó su lectura. Y durante muchas lecturas posteriores a su publicación sentí esa conmoción. Es uno de los poemas que más ha gustado. Es uno de mis poemas más queridos. 
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 Pertenece al libro Los bordes del azar, editado por Ediciones en Danza en 2017 que contiene una serie de poemas cruzados por una poética del viaje, del desplazamiento, real y simbólico, en el que solemos estar inmersos. Y También me ensucié las manos con cal y barrí la arena es un viaje al origen de mi placer por escribir poesía a través del oficio de mi padre. 
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 También me ensucié las manos con cal y barrí la arena 
 Cuando pienso en las palabras 
 recuerdo a mi padre con una cuchara de albañil 
quitando restos de cemento entre ladrillos 
lo veo repasar con ternura de obrero 
 la piel rugosa de la mezcla 
Recuerdo que lo miraba transformar el espacio 
 guiado por la claridad de un sencillo piolín 
 de extremo a extremo de la obra 
con la misma sencillez con que transformaba la vida 
No se borra de mí esa dicha 
 la tarea fina del fratacho pasando dulcemente por la cara de la casa 
como si fuera el rostro de la infancia 
como si fuera un poeta 
 buscando el mejor poema para dar 
Él logró con su manera de estar 
 volver dichosa la mía 
logró mejor dolerme los ladrillos 
 la mezcla la cuchara 
 el hilo que tensa esta vida mía 
 entre extremo y extremo 
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 Susana Slednew nació en Coronel Suárez, Buenos Aires, en 1958. Es poeta y docente. Publicó: Los bordes del azar (Ediciones en Danza, 2017), Lavar la vida (Ediciones en Danza, 2018), Mapa oscuro (Ediciones del Dock, 2019), #HastagParaElAmor (Ediciones Arroyo, 2020), Porcelana rota, Premio Poesía Fondo Editorial Pampeano 2019 (Edición del FEP, 2021). Publicó sus poemas en tres ediciones conjuntas con el Grupo de poesía Desguace y Pertenencia: El hilo invisible (2012); Donde el viento (2016); Hoja de ruta (2019). Participó de antologías nacionales e internacionales. Sus poemas fueron publicados en revistas, páginas y blogs de poesía. Participó en dos ocasiones de clínicas de obra poética como becaria del Fondo Nacional de las Artes, a cargo de Alicia Genovese y de Irene Gruss. Participa con sus lecturas en festivales, ferias, jornadas y encuentros de poesía. Ofrece cursos, talleres y clínicas de poesía. 
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 Nota publicada en: Revista El Desaguadero - Fernando Toledo ||  Hernán Schillagi

domingo, 3 de agosto de 2025

Notas, poemas, entrevistas en diversos medios - Revista Excéntrica

Una selección de los poemarios: Hoja de Ruta, Mapa Oscuro, Poéticas del Movimiento y Gramática del Viento, de Susana Slednew.

Notas, poemas, entrevistas en diversos medios - Revista Círculo de Poesía

Novedades de El Suri Porfiado: Susana Slednew octubre 19, 2024 
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 Leemos algunos poemas de los libros que está publicando la editorial argentina el suri porfiado, dirigida por Carlos Aldazábal. 
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Leemos algunos textos de Gramática del viento de Susana Slednew. Susana Slednew (Buenos Aires, 1958). Poeta y docente. Fue becada en dos ocasiones por el Fondo Nacional de las Artes. Recientemente, actuó como colaboradora en el Primer Coloquio de Poesía desde Mendoza (UnCuyo); es jurado en concursos de poesía; invitada en numerosos Festivales de poesía nacionales, latinoamericanos e internacionales. Sus obras en poesía: Los bordes del azar (2017, Ediciones en Danza); Lavar la vida (2018, Ediciones en Danza); Mapa oscuro (2019, Ediciones del Dock); Porcelana rota -premio poesía del Fondo Editorial Pampeano- (2020, FEP); Poéticas del movimiento – finalista del Premio Nacional Inés Manzano- (2022, Ediciones en Danza); Gramática del viento -entre las cinco obras finalistas del Concurso Internacional Poesía Paralelo Cero 2023, de Ecuador- (2024, El Suri Porfiado); tiene dos libros inéditos. 
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 En: Círculo de Poesía.
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   https://circulodepoesia.com/2024/10/novedades-de-el-suri-porfiado-susana-slednew/

Pidgin, notas para María - Notas personales

El Kozachok o Kazachok es una danza popular de Ucrania, aunque es generalmente asociada con Rusia.

Ejemplos de anotaciones en los poemas del apellido - Notas personales

*Ejemplos de anotaciones en mi “libreta”* Fragmentos que luego pueden llegar a intervenir en los poemas. 
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 “En comparación con otros alfabetos cirílicos, el alfabeto ucraniano moderno se asemeja a los de otras lenguas eslavas orientales como el bielorruso, el ruso y el rusino.” 
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 “La letra w en el alfabeto ruso se escribe de la siguiente manera: вес Se pronuncia sh Ve doble, doble ve o uve doble” 
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 “Según algunos investigadores, la etimología de la letra w y su historia se remontan al siglo VII, cuando los anglosajones la utilizaron para representar la doble «u», de esta manera: uu.” “pa-zhá-lus-ta es la fonética de ‘por favor” “perdón se dice iz-vi-ní-tye” “primeramente aspirada, después acabó perdiéndose” 
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“La Aspiración es el parámetro que especifica la fuerza con la que el aire debe ser expelido para pronunciar una letra. Así, una letra es considerada aspirada cuando es necesario expelir el aire con fuerza para pronunciarla. Una letra es considerada no aspirada cuando no es necesario expelir el aire con fuerza para pronunciarla.” 
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“Nicolai o Nicolaj. Nicolas es una variante eslava, danesa y noruega del nombre Nicolás, que deriva del nombre griego Nikolaos o Nikólaos (Νικόλαος). Significado de Nicolai o Nicolaj. Nicolai significa “victoria del pueblo” (del griego antiguo “níkē/νίκη” = victoria + “laós/λαός” = pueblo/soldados).”

Acerca de los poemas del apellido - Notas

*Acerca de los poemas* 
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Los poemas que he comenzado a escribir recientemente -algunos de los cuales voy compartiendo por aquí- surgieron por la pronunciación de mi apellido y asociaciones respecto de eso. La pronunciación siempre ha tomado las formas más diversas. En Suárez, nos decían Seleneu, Esleneu. No hace mucho, en dos diferentes provincias en las que estuve leyendo poemas escuché: Sleu. Otros dicen Sleniu o Sledniu. Otros Slednev. Por supuesto, hay quien dice el original y perfecto Sledneu (la ‘w’ con el sonido de la ‘u’, tal como nuestra familia nos enseñó a pronunciarla). 
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 Esa letra y su pronunciación en ucraniano o ruso, es parecida a la pronunciación del comienzo del apellido. La s suena expirada, sibilante y la w suena como un sh, aspirado. 
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Todo lo que voy leyendo -fragmentariamente y sin intención de una investigación del tema en sí- me sirve como materia para el poema. No es que lo use en el sentido exacto, en el que manifiestan las explicaciones a las que voy accediendo, sino en el ritmo y en el hacer del poema, así como en el concepto que lo impulsa. 
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 Mientras estoy escribiendo, me arriesgo a unir en los poemas algunas grafías y formas de la pronunciación de las lenguas rusa o ucraniana, que -según mi mirada- han seguido la trayectoria del silencio en mi familia, y entonces imagino a ese silencio encontrando un sitio en el poema. También recurro a notas de mi libreta personal con fragmentos que me llamaron la atención sobre referencias al tema. 
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 No pretendo reponer ningún idioma, tampoco hago investigación, no hago traducción, sólo estoy comprendiendo el espacio de estos textos como uno que puede albergar esas instancias calladas, dejar que ideas, conceptos, historias se revuelvan y resuelvan en ellos. 
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 Mientras hago este camino de escritura pienso en mis otros apellidos, el de mi abuela paterna: el ucraniano Bozbranny. Y, claro, en los apellidos por línea materna: el, uruguayo López de mi abuelo Enrique nacido en Durazno, y en el italiano Giorgio, de la abuela Antonia, cuyos padres provenían de Acerenza. Y guardo ese deseo (tan propio de la escritura de poesía -al menos de la mía-) que se acumula y arrincona como si esperara que llegue una información, un momento, un impulso. Ese deseo me hace intuir que algo voy a escribir también respecto de mis otros apellidos. 
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Todo es una excusa, ya lo sé, para hablar de lo que me inquieta y que muchas veces no sé que es, que lo descubro un poco cuando escribo y a veces no. Lo siento vinculado al silencio, a lo callado con relación al idioma y a la tierra. Seguramente tendrá que ver con otras instancias calladas. Por ejemplo, el papá de mi mamá: Enrique López, llevaba el apellido de su madre y desconozco hasta hoy quién fue su padre. Esos tremendos silencios, no? En fin, sólo sé que escribo. Sólo sé que creo en lo que me atraviesa hasta llegar al poema. Y no busco ninguna verdad, sólo lo que el poema quiera hablar. 
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 Agradezco mucho a quienes se acercan a leer, a comentar (no se imaginan cuánto me agradan todos los comentarios y cuánto me traen especialmente los que a veces surgen relacionados con sus propias historias). Un abrazo.

Por qué hablo de silencio en los poemas del apellido - Notas de proceso

*Por qué hablo de silencio en los poemas del apellido* 
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Porque yo no sé a ciencia cierta, hasta el día de hoy, cuál es la razón por la que mi abuelo Nicolás Slednew, nacido en Besaravia, Ucrania y mi abuela María Bozbranny, también ucraniana nacida en Antonine, Volisnic, no hablaban su idioma original (ucraniano) siendo que habían venido a Argentina ya alrededor de sus 15 años y acompañados de sus padres. 
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 He leído, sin embargo, que en los años en que ellos vinieron de Ucrania, el territorio pasaba a ser -como una de tantas veces- de dominio ruso. También, sobre la prohibición que tenían de hablar su idioma. 
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Probablemente coincidiera con eso y con la fuerte convicción de estar en Argentina como un lugar elegido, prometedor de cierta paz y en donde el abuelo pudo trabajar enseguida en su oficio de herrero (principalmente de los caballos de gente de campo, también de dueños de caballos de carrera o de polo). 
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 El abuelo Nicolás figura en nuestro árbol genealógico familiar como nacido el 29 de noviembre de 1902 en Ucrania. Asimismo, hay una acotación nuestra de hace muchos años, quizás por alguna conversación que mantuvimos con mi tía Leonor, que dice: “nacido en Sussarano, Rusia”. También aparece como ruso en un documento escolar de sus hijos, del que dispongo desde hace un tiempo. En casa, siempre se dijo que él y la abuela María eran rusos. Su hermana, Larissa Rotopanu, había quedado en Rumania. Y a nuestra casa, allá en Suárez, llegaban a veces cartas con sellos postales de Arad, Rumania. Creo que las traducía o escribía las respuestas el dueño de una tienda en Suárez de apellido Rochistein o bien él conseguía quien lo hiciera. La correspondencia se mantuvo durante muchos años y continuó con la hija de Larissa que había aprendido el castellano. 
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 Quizás ese panorama de prohibiciones combinada con su vida en Argentina hizo que ellos no hablaran en su lengua originaria, que adoptaran un perfecto castellano, y defendieran los presupuestos y símbolos de esta tierra. Tal es así que, mientras estuvo en vida, a mi abuela, la ucraniana, jamás se le pasó por alto poner una bandera argentina en el balcón del ventanal que daba a la calle Casey cada 25 de mayo, cada 9 de julio, cada 6 de agosto que era el aniversario de Suárez. Y cuando iba a su religiosa misa del domingo rezaba por los suyos y por éste, su país. 
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 Con mis hermanos aprendimos algunas breves palabras en ruso porque la abuela las repetía cuando le preguntábamos: ‘spashiva’, ‘niet’, ‘da’ y muy poco más que eso.

sábado, 2 de agosto de 2025

 

Premios Fondo Nacional de las Artes 2024.

Categoría Poesía

 

Jurado: Carlos Aldazábal, Lucas Margarit y Gabriela Comte.

 

1° Premio: "El Panzu", de Rusi Millán Pastori.

 2° Premio: "María", de Susana Slednew.

3° Premio: "Radium. Los poemas de María Sklodowska" de Lorena Vanesa Varela.

 Menciones: "Ayyu", de Mauricio Caballero.

 

 Fallo del Jurado para "María":

 
Memoria compartida, evocación de una abuela ucraniana retratada con un lenguaje preciso que no reniega de la emoción.

Yo creo recordar el viento como un ruách divino

 

Yo creo recordar el viento como un ruách divino.

Sopla sobre el úkraíj,

sobre ese lugar de la eterna frontera.

 

Del Rúss de Kiev hasta la tierra del Plata,

la argéntum llana del sur.

 

Yo creo recordar

lo que trae este susurro desde la lejanía.

Lo irregular del viento con que danzó hasta el hoy.

Los dones del aire

que desplaza este nombre propio,

a veces ausente del sí mismo,

callado y quieto para serle.

 

Mujer vela, así soy.

Ser de ala que espera murmullo para moverse.

 

Yo creo recordar

así también las turbulencias,

la furia que devasta.

Las tengo como un hábito de tristezas

y no entiendo cuándo

llegaron por mí.


En: Gramática del viento (grammátika viétra). El Suri Porfiado, Buenos Aires, 2024.