Y si no puedo saber cómo
enfrentaron la mirada oscura del mar
esos míos queridos,
dame gestos e incidentes, vida,
stij las brasas
de amor que los propaguen.
Dame un espejismo igual al que tuvieron.
Dame aquellos lamentos, dame todo perdón,
dame toda miseria.
Y la conciencia profunda,
el profundo, el mismísimo mar, vida.
Dame el mar.
En: Gramática del viento, El Suri Porfiado, Buenos Aires, 2024.
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