Nuestra contemporánea: Susana Slednew (Buenos aires, 1958)
“DONDE EL ARADOR DE LOS SIGLOS” (apuntes a Gramática del viento)
Por: José Carlos Sánchez-Lara (1969, Cienfuegos, Cuba). Es poeta, narrador y
ensayista, reside en California.
“Voy por una esquina de la urbanidad del poema”
S. Slednew
Del cuaderno, “un recorrido ontológico, bien marcado […]por la potente remembranza del pasado familiar, partiendo de los orígenes ucranianos de sus ancestros”, según ha escrito el poeta y crítico Luis Benítez en breve y esclarecedor artículo. [1]
Mientras avanzamos, somos testigos de cierta conexión (tonal) con el poeta rumano ––––nacido en la Bucovina y hoy parte de Ucrania––––Paul Celan. Como aquel, esta escritura, en busca de alguna urgente y necesaria claridad, se sumerge en un lirismo que no deja de ser oscuro; pese al lirismo, a su voluntad de referir.
Doblemente, el volumen trata de reconciliar la dicotomía del origen (el anterior, etnológico) con el lugar del nacimiento: Sur.
“Y aunque soy la que vive en lo apagado
más que en lo que se expresa
se lee en mi rostro
el ardor de los siglos [2]
Es saga antigua, circundada por regiones militares y un arte-otro de existir.
Quizá, pese a lo manifiesto del impulso ––––pues se nos indica demasiadas veces (y de diversos modos) que exploraremos ‘territorio’ ucraniano–––– el cuaderno preserva su “cantidad hechizada”, su poder de producir dolor, de reconvertir cierta idea del lenguaje. Y es ahí donde otra vez concuerdo con el crítico L. Benítez, ya que nuestro imaginario (culturalmente ávido por lo “riesgoso” o lo sólido) no enfrenta aquí otro álbum “de recuerdos familiares, donde podría haberse producido una riesgosa caída en lo intimista, sentimental y hasta pintoresquista, como lamentablemente se puede observar en” tentativas similares. [3]
En ese (su) esclarecimiento etimológico de las palabras fundacionales, de toda una cultura y de sus propios genes, el lenguaje se interna, toca una zona mágica. Llamémosle poema; llamémosle rotura de la Historia por la visión de una niña exiliada en ciudad argentina. O sea. Lo más importante se restaura y prevalece: la ficción. Lo anterior, lo rescrito antes del nacimiento.
¿Y si forzáramos una corrección? ¿Y si dijéramos el facsímil Gramática del viento de Susana Slednew es luminosa etimología, (o) poesía de la etimología; y, obviamente, un sondeo del mundo eslavo, de la mítica esclavonia, bla, bla, bla?
Además ––––y espero que también te duela a vos, a ti, al він, al вона, al ми, al виa, a todos los pronombres que atestigüen el espanto ––––en Gramática se espiga un martirio (materno, causal) que el hablante (o aquello que el hablante representa) en vano intenta suprimir. (Había escrito "Sepultar" y evite la flagelación de la consonante).
No quiere este magnífico volumen unirse al no decir. Al no-diciendo del iconoclasta B. [4] No se aventura a integrar alguna franja peligrosa. Tampoco pretende enterrar en un pozo ciego la luz ––––a veces oftálmica–––– del lirismo. No se entrega, intencionalmente, a lo torcido, al don contra-poético. Se queda en la región de las preguntas, donde tampoco existe confort, en “la letra extraña”.
¿Lo que transcurre en Gramática por claridad se vuelve inexplicable? Absortos, con Tertuliano decimos; ¡“Es cierto porque es inverosímil” una niña bonaerense ha regresado al país de las babushkas! Imagina la imaginación que se imagina.
¿Qué es Gramática del viento? Traducción de una tablilla cirílica en la sangre, al castellano de las pampas, mediante el recurso de la poesía; de una herramienta que ni es mentira ni es verdad. Reconstrucción de esa variante del español que se habla y escribe en Argentina, mediante caracteres glagolíticos de música esdrújula.
¿Sabe acaso que Rusia y Ucrania no se pueden separar? ¿Abuelo ruso de mujer ucraniana, abuela ucraniana de abuelo ruso de padre ucraniano de madre rusa de bisabuela moscovita nacida en Mykolaiv? Unidos, torcidos por la poesía y el temblor. Juntos bajo el acero alemán entrando en las aldeas de Donetsk y Khlmelnitsky. Juntos bajo las bombas rusas durante el cerco de Kiev. Hoy bajo los misiles del sátrapa P y los ahorcamientos del mafioso Z. Inseparables bajo “las formas de la escritura”.
“Porque
qué otra cosa es buscarte, vida,
sino lo manifiesto ya en el poema: lo roto, lo tardío, lo ciego atrás, lo todavía amor entre las ruinas, lo aún muerte en el pecho, lo que es ahora guerra y misil, la sinrazón.
Qué cosa,
otra.” [5]
Lo sabe. Aunque suprimamos lo antedicho.
Celan escribió en lengua Germana sus añoranzas de Bucovina, de la bárbara Chernivtsi, la ciudad azul. Slednew nos habla de ciudades que (sólo) ha visto en tres espejos. En cada uno una mujer amamanta a otra mujer: Antonia, María, Petronila, Alba. Después el viento lo suprime todo. Ahora tachemos (también) la oración anterior.
Es esto lo esencial: Escrito con la memoria, con huesos escafoides, Susana vino aquí para decirnos que las (sus) palabras permanecen.
Spashíva, ták.
___
Mi apellido
trae aquel viento del lodo siberiano
y me devuelve al viento.
Yo regreso a esa casa
cada vez que el viento aspira,
toda vez que el lodo cede y cruza la enormidad
para besarme en su letra,
las bocas
en las que fuera nombrado sobre el mapa.
Sopla el partir, jadea.
Algo exhala en su escultura, la letra,
como si soplara delante de un caballo
errado en latitudes.
Algo murmura y en su andar lo dice.
Secretos trae para mí:
hija del viento, dá,
heredera de un soplo,
ták
__
Y si afuera del espejo
sólo estoy yo,
el cristal no es más que un miedo
iluminado.
_
Y si no puedo dar fe de la fe,
sino por las formas de la escritura.
Si no puedo dar fe de la fe sino en su fuerza.
En el fulgor de la palabra.
En lo callado.
Entonces, doy fe de la palabra y lo que no nombra nunca.
Lo que no alcanza.
_
En el principio,
la poesía creó los cielos
y la tierra.
Entonces, hubo silencio
y un poema
corrigiéndose a sí mismo.
_
Pero y qué será ahora
de lo que creímos ya vencido.
Qué haremos con el fracaso.
___
Se nombraron a sí mismos:
eslavos -los eslavos
(testimonian ciertos folios).
Se nombraron de este sobrio modo
al saberse unidos por un idioma común:
somos la gente de esta palabra.
Eso decían, al decirse eslavos.
Y yo viajo así: voy hacia ayer, voy al latín medieval
como quien va al desván, al cuarto del lío en la casa,
a la tundra de un lenguaje que me alcance a nombrar.
Voy por una esquina de la urbanidad del poema;
viajo por préstamos y travesías, a veces confusas,
que quizás se arrumbaron también en mi apellido.
Lo hago, tal vez, sólo para reconocer
el espíritu viajero del nombrar.
Fijate, qué maravilla, la semántica
y el medioevo acá -entre mate y fondo de spotifái
en la búsqueda universal de nombrar.
______
[1] Luis Benítez, “Gramática del viento, de la poeta argentina Susana Slednew”, Alba Volante Nueva, Septiembre 23, 2024 // Alba Volante Nueva: Gramática del viento, de la poeta argentina Susana Slednew,
[2]“Vivo en este mapa estelar”, Susana Slednew, Gramática del viento, El Suri Porfiado Ediciones, Buenos Aires, Argentina, 2024, p.42
[3] Luis Benítez, opus cit., ibidem.
[4] Samuel Beckett.
[5] “Y si el poema es”, Susana Slednew, Gramática del viento, El Suri Porfiado Ediciones, Buenos Aires, Argentina, 2024, p.19